Encontrando una cadencia intercultural

Encontrar implica buscar, ya sea con respuestas satisfactorias o no tanto. Una cadencia es una armonía. Hoy en día la interculturalidad se denota como algo latente en nuestro entendimiento del mundo. Busco encontrar una perspectiva latente y armónica.

Wednesday, July 16, 2008

Higiene y etiqueta

Sigo en búsqueda de la cadencia. Cada vez intento adentrarme mas en la perspectiva humana dejando de lado la cultural. Aun así, la cultura rige enormemente nuestro mundo personal e ideales. Las cosas comunes para ti son extrañas para mi y viceversa.

Estoy pasando mi verano en País Galo. No hablo la lengua, pero afortunadamente mi hombre sí, así que me facilita bastante la comunicación, pues es un muy buen interprete también. De ahí en mas, me dedico a observar lo que pasa a mi alrededor desde el punto de vista local.

En primer lugar, no dejan de causarme gracia las cacas de perro que la gente deja tirada así nomás, como si les fuera la cosa mas común del mundo. Gracioso y tierno se me hace también, que cuando sacan a su perro a pasear, traen una correa de la mano, pero no el perro sujeto a ella. Acostumbrada a mis costumbres de País Nórdico, la cosa se me hace de lo mas simpática. Lo que no acabo de comprender es el excremento que dejan a media calle. No les da vergüenza? Quejarme no debería, en la Madre Patria no es infrecuente encontrar pañales usados tirados por ahí.

Que cochina es la humanidad, ahora que uno lo piensa. Años nos tomó captar la importancia de la higiene al tratar heridas en la época moderna. Las antiguas tribus y culturas, por su parte, tenían un sentido de la higiene muy desarrollado, como los aztecas, por ejemplo. Al parecer a los galos no les causa mucha molestia ver a su perro cagar y luego seguir caminando. También he visto casos en los que el paseador de perro pone el residuo en una bolsita y luego deja la bolsita a media calle, exactamente en el mismo lugar donde el perro dejó su regalito. No deja de extrañarme eso. No jala uno el excusado después de haber hecho sus necesidades?

Por otro lado, el habitante galo tiene un sentido muy desarrollado de la educación y la etiqueta. Como representante de País Nórdico, me confunde y me cansa el ritual de los besos. Uno es suficiente, dos son demasiado. Que no se dan rosas a números nones? Dos besos es lo mismo. Al ir a reuniones con mi hombre mis reacciones son las de una niña chiquita que le asustan las multitudes.

Primero, durante el camino al evento vamos ambos muy emocionados por ver a gente conocida y pasarnos un buen rato. Segundo, al llegar al lugar y ver el gentío ya presente, me dan ganas de darme la vuelta e irme. Me agarro bien de la mano de mi hombre y le pregunto, si es necesario saludar a todos los presentes. Por que no se puede mover la mano en hola como en País Nórdico? Seria todo mucho mas sencillo. Le pregunto afligida a mi hombre si tenemos que saludar a todos o hacernos pendejos y pasarnos un grupo de largo. Es muy paciente y me da siempre buenas instrucciones de que hacer. En tercer lugar viene el temido momento, el saludar. Incontables veces me he equivocado y acercadome desde el lado incorrecto, el derecho en lugar del izquierdo y casi plantadole un beso en los labios a mi interlocutor. Me repito a mi misma: por la izquierda, por la izquierda, por la izquierda como un mantra hasta que la asamblea ha sido saludada. Solo en ciertos casos se saluda de la derecha y eso es cuando el angulo lo obliga. Por desgracia, en mi mente nordica no existe esa flexibilidad y pues si aprendi que es por la izquierda, por la izquierda los quiero dar. Quisiera nomás dirigirme a la gente que conozco y saludarlos solo a ellos, no a los desconocidos que vienen de pilón para mi suplicio. Cuando todo se ha acabado, suspiro aliviada y me siento como si hubiera llevado a cabo una gran hazaña. Creo que todo este ritual me sería mucho mas fácil si hablara francés y no tuviera que voltear a ver a mi novio con cara de ayúdame cada vez que alguien me empieza a compartir su vida. Es muy cansado. Por otro lado, me encanta que los niños me saluden de beso, ese detalle me hace muy feliz, me encantan los niños bien educados. La primera impresión es importante y dice mucho de sus papas.

El segundo paso es la ida. Es mas fácil irse hasta el final para que todo mundo venga a despedirse o, si deciden pasarse de largo y no saludar al pilón obligatorio, no despedirse de una. Como acá el tomar de más es muy mal visto, no puede uno tampoco buscar como remedio apagarse debajo de una mesa. No es como si yo tuviera tendencia a hacerlo, me causa sumo desprecio llegar a ese nivel, pero es que no entiendo por qué me causa tanta angustia soltarle un par de besitos a desconocidos. Será que llevo demasiado tiempo en País Nórdico, pues aunque al principio me era causa de alarma el sentido tan diferente de entrada y salida de la gente, ahora me lo encuentro muy cómodo. Aunque sí, los besitos, sean uno o dos, rompen el hielo y es mucho mas fácil comunicarse con la gente después de ellos. A lo mejor estoy acostumbrada a que el hielo se rompa cuando se tenga mas alcohol que sangre en el sistema circulatorio y al día siguiente apenas soltemos un pequeño hola a quienes la noche anterior considerábamos nuestros nuevos amigos del alma.

Como decía, lo que es común para ti, para mí es extraño y viceversa.

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